Años atrás, durante la Revolución Francesa, la familia del conde de Liedekerke Beaufort-dejó a los feudales el castillo donde vivían, el Château de Vêves, y se trasladaron a vivir a una granja cercana, quedándose momentáneamente sin residencia.
Después de la Revolución, en 1866, mandaron a Milner construir este castillo y lo ocuparon como su residencia.
El Château de Mirinda, como se le llamaba entonces, fue poseído y utilizado por la familia, salvo cuando fue ocupado brevemente por los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
En el año 1958, fue utilizado por la SNCB (compañía nacional de ferrocarriles belga) como hogar para niños de Ferroviarios y se convirtió en el Château de Noisy.
Los niños volvieron a llenar de vida aquél castillo hasta el año 1980, cuando dejó de utilizarse por la SCNB, y en el año 1991 quedó definitivamente abandonado y poco a poco fue convirtiéndose en una ruina.
Aunque el municipio se ha ofrecido a apoderarse de él, la familia se ha negado, y el enorme edificio es ahora (en 2011 cuando se hicieron mis fotos y en 2012 cuando se publica este reportaje) un enorme lugar abandonado que se ha convertido en uno de los lugares favoritos de los exploradores urbanos.
En noviembre de 2011 y junto a Lucía, Javi, Daphnee y Marc nos embarcamos hacia el castillo para inmortalizarlo con nuestras cámaras.
Es un lugar que, hasta que no te encuentras delante de él, no te haces una idea de lo grande que llega a ser
El castillo cuenta con 550 ventanas y la torre que veis en la foto mide 56 metros de altura.
Estamos en la puerta, vamos dentro.
Llegamos al vestíbulo, donde una fotografía antigua encontrada en internet nos muestra el grado de degradación del castillo:
Primero la foto antigua:
Y este es su estado actual:
Nos ponemos a explorar su planta principal y encontramos, lo primero, un enorme salón:
Muy castigado por el paso del tiempo, como el resto del castillo.
Un nuevo paso por el hall principal...y una nueva parada para fotografiar sus escaleras, que más tarde subiremos.
Llegamos a otro salón, de un característico color azul y también destrozado por el paso del tiempo y algunos grafitis.
Esta parte del edificio estaba francamente en muy mal estado debido a unos derrumbes, de manera que hallamos pasillos totalmente llenos de runa que no pudimos atravesar. En nuestra pequeña incursión a esta parte encontramos algunas estancias pequeñas...
Seguimos un pasillo que está en perfecto estado...
Y llegamos a la cocina.
Regresamos al hall y ahora sí, subimos al siguiente piso, no sin entretenernos de nuevo con las escaleras.
Detalle del suelo del mismo, en muchos de sus tramos:
Nos vamos adentrando en las habitaciones que encontramos en nuestro camino, algunas más pequeñas...
Y otras más grandes:
Armarios con detalles en su interior...
Y mobiliario olvidado...
De regreso al salón de la segunda planta nos topamos con un viejo servicio que aún conserva la bañera:
Y en el salón, tomamos una última foto de este pequeño pasillo.
Desde una ventana aprovecho para sacar esta foto de la fachada:
Para terminar en la parte trasera del mismo:
Este fue el primer abandono en el extranjero en el que no nos acompañó Alex, nuestro amigo y compañero, que nos dejó 5 meses antes de este viaje. Es por este motivo que decidimos inmortalizar su recuerdo con una tiza en esta parte negra de la pared, junto con nuestros nombres:
Álex, este reportaje va dedicado a ti. Estés donde estés se que lo vas a leer. No te olvidamos "Hamijo".
Pd/ La historia del castillo se puede encontrar en la wikipedia. Las fotos antiguas del mismo están colgadas en muchísimas páginas web y blogs, y se pueden encontrar fácilmente en internet.