lunes, 30 de noviembre de 2015

La fábrica de los relojes

Visitamos una enorme fábrica textil compuesta por varios edificios. Pero este reportaje va a ser algo diferente al resto.

Lo que a continuación podreis leer se trata de la transcripción, integra, de una carta encontrada en el suelo de las oficinas. En ella, un trabajador llamado José García Martinez le hacía llegar una lista de recomendaciones de seguridad y salud en el trabajo al jefe de la empresa, Don Andres G.

La empecé a leer allí mismo, y durante unos minutos me quedé absorto. La lectura me transportó a una época anterior, aunque lamentablemente no puedo precisar exactamente la fecha, juraría que se trata de finales de los 70 o principios de los 80.

Las fotos que acompañan al texto pertenecen todas al mismo sitio, a la fábrica donde trabajaba el autor de la carta original, el Sr. José García Martinez. cuyo texto yo tan solo he copiado para este reportaje.




"Sr. Don Andrés G.

Muy Sr. mio:


Recientemente dos trabajadores de esta empresa hemos colaborado y estudiado el curso de seguridad y prevención de accidentes del ramo textil, y tanto el ingeniero, profesores y otros agentes de dicha seguridad han producido estas ideas. Nosotros servimos de vehículo a todo miembro de esta empresa. Condensamos al máximo estos estudios y exponemos:




1/ Conviene descansar para hacer un trabajo, y no hacer este para después reposar. El mejor horario es el de los tres ochos: 8 horas para trabajar, 8 horas para dormir, y 8 horas para lo demás.

Al saltar a la torera esto, nos exponemos a diversas enfermedades y pérdidas salariales de puntualidad.






2/ De nuestro hogar a la empresa tenemos que anular la costumbre de marchar apareados. Cuando marchando por nuestra izquierda nos sorprenden dos vehículos que pronto se ponen en nuestro nivel, como sabemos siempre falta carretera. Por esto, para que seamos vistos siempre, y sin falta, tenemos que usar un brazalete reflectante.





3/ Hay que anular al máximo la fea, ineconómica e imprudencial costumbre pegajosa de hablar de fútbol. Esto crea excitación del sistema nervioso, discusiones absurdas y a veces no pocas riñas, pues tampoco quedan fuera los demás compañeros que nos rodean. A continuación, forzoso, se manifiesta la prisa y una vacilación dudosa en nuestra elaboración dado al esfuerzo que tenemos que hacer para acoplar de nuevo nuestra mente en dicho tiempo, crece el peligro de producirse un accidente. Las prisas son los peores factores para los accidentes








4/ De peones nos volvemos a trapecistas cuando nos encontramos dando lugar a la limpieza de nuestra máquina, andando a unos metros de altura y reposando los pies en unas barras de hierro o maderas. Se debe poner la máxima atención a lo que estamos realizando entre tanto. Si se hace presente otro compañero tratando de entablar conversaciones absurdas, nuestro deber es no contestar a nada. Pronto éste se aproxima a su máquina que se encuentra sola. Con este proceder desaparecen los peligros, ya que nos podemos caer y el gran favor que le hacemos al compañero de evitar la tara o rotura que se podría producir por encontrarse dicha máquina abandonada.






5/ Cuando tengamos que transportar líquidos agresivos siempre debemos usar gafas y otras protecciones, sobretodo cuando la garrafa se coge para vaciar su líquido, ya que cualquier movimiento brusco da lugar a salpicaduras que saltan por la boca de dicha garrafa y si no llevamos puestas las gafas podemos quedar ciegos toda nuestra vida.












6/ Según casos, cada lunes debemos poner las grasas adecuadas en sus engranajes sin que se nos olvide ninguno, pues este uno puede dar lugar, además de que la máquina se desgasta aceleradamente por rodar en seco, a que, después, en plena marcha, nos damos cuenta que nos hemos dejado un engrasador privado de la valiosa e importantísima grasa, y como este nos pesa mucho en nuestra conciencia (por ser el factor número uno de la máquina) ocurre que cogemos la engrasadora y al introducir la grasa consistente o aceite somos cogidos por cualquier insospechado engranaje o polea de nuestra máquina, perdiendo en unos segundos un dedo, la mano o la vida y no sólo nosotros sino todos nuestros hijos y familia.




7/ Es necesario que entre nosotros reine y siempre exista una gran disciplina en la elaboración o manera de trabajar al máximo de bien, y también en nuestra manera de vestir: higiene, peinados etc cuando las señoritas y señores nos honren con sus visitas y pasen entre nosotros, debemos estar en nuestro trabajo y no debemos quedarnos mirando atónitos descaradamente. En todos nuestros actos mostraremos educación y alta disciplina, y trabajaremos, repito, al máximo de bien. Estas visitas, gran parte de ellas, son los clientes, los que nos traen el trabajo y ellos, lo malo y lo bueno, todo se lo echan al bolsillo, y si al contrario nos abandonamos de tal manera podemos hacer caer a la casa, pues no pocas costillas han sido más fuertes y se han derrumbado.




Qué ocurriría? claro que a nosotros nadie puede culpar porque la fábrica no haga capital, pero sí debemos de mirar porque el accidente del paro no nos afecte, y si oficialmente este es ajeno a nosotros y solo es de su propietario más me atrevería a decir que prácticamente es nuestra, si, nuestra, porque en ella trabajamos y de ella comemos, nosotros y también nuestras mujeres y nuestros hijos. Dónde iríamos a pedir trabajo con 40, 50 y 60 años que tenemos??



8/ Los primeros en vigilar las máquinas somos nosotros mismos, por estar cada día encima de ellas, y si queremos podemos saber más que los que las han hecho, más que los mecánicos y más que cualquier agente de seguridad, ya que somos los primeros en ver si falta una pieza, si hay alguna rotura o si su inclinación es incorrecta. Nosotros no sólo debemos sino que tenemos autoridad para avisar al encargado, y si este se le pasa o se le olvida (por decirlo así) ya nos dice nuestra conciencia irnos al encargado de los mecánicos, y si a este le cuesta trabajo ir a repararla, sin vacilar iremos a el primero, es decir: al jefe de la empresa. Esto no sólo porque la máquina se estropee, sino porque una rotura en cualquier pieza de la máquina puede causar un accidente.



9/ El accidente, por más que se le ve venir, nunca se ve claro. Por esto hay que sanear, mirar y trabajar sobre la seguridad del ambiente que nos rodea: máquinas, objetos etc. Los del circo trabajan así: un hombre es lanzado por un cañón y después acogido por una red. Estos conocen el peligro y de él se guardan.


Un hombre con frecuencia llama a su compañero desconfiado porque lo ve constantemente gastando su energía en el trabajo sin habladurías ni bromas. Él se tiene por listo, porque siempre ríe y dice que la boca no le estorba a las manos, y que de vez en cuando había que hacerle cosquillas a su compañero. Así se pasó no mucho tiempo. Un día, basándose en su falsa inteligencia, entraba la pieza de tela junto a un fular mientras le contaba un chiste a su compañero, como no estaba en lo que hacía, metió un dedo y detrás del dedo los demás, y detrás de estos la muñeca. Pronto fui a visitarlo al hospital y me dijo: "sabias eran tus palabras, cuántas veces me decías que nunca se podía estar en dos cosas, que valía más prevenir que curar. Está claro, yo procuraba que el amigo se riera con mi chiste, pero a mí me costó la mano."  Bien me acuerdo que nunca se me olvidará tampoco, estas palabras que me dijo:"Solo lo siento por 5 hijos que tengo, el mayor tiene 13 años, rompió a llorar al enterarse"






10/ Imagina cómo quieres tú que traten a tu hijo y le enseñen en la fábrica. Así pues, trata y enseña tú también al aprendiz que esta mañana te han confiado.




11/ El trabajo en fábrica es parecido al servicio militar, el mejor amigo te la pega. No te tomes confianza ni aún con el encargado, pues el amor y el odio van juntos, pero por distintos caminos. No tomes confianza con nadie, cumple con tu obligación y dormirás tranquilo, y más aún si sabes respetar tu lengua, verás los días felices.




12/ no te canses de trabajar, la vida es corta. Respecto a los ricos, dice el refrán que el que más trabaja es el que menos trabaja (sic.) Los que tienen millones, a veces desean ser simples trabajadores, dados los contratiempos de sus empresas: Aumentos salariales, imprevistos que a menudo llegan no solo a lo que comen, sino que de noche no pueden dormir. Con esto nos podemos escapar muy fácil de la rotura accidental de la avaricia.




De todo esto os hablaría 8 días pero no quiero cansaros más. Lo único que os recuerdo es que a la salida de la fábrica cuando marchamos tengamos en cuenta a los compañeros de otro turno que se han retrasado unos minutos. Cuando nosotros salimos imprudentemente por no hacer tarde, la liebre salta cuando uno no lo piensa, cuando cualquier compañero quiera riña, corremos el riesgo de que si nos peleamos podemos ser despedidos. Por esto, el absurdo para salir de su lado, es darle la razón. Se aparta uno de él dejándolo convencido de que le hemos obedecido y después hemos hecho lo que mejor nos ha parecido.


Para el trabajo de fábrica tenemos que desprendernos de pensar en los problemas que más o menos nos afecten en nuestra casa, nuestras vidas, o pequeños negocios, ya que estos dan lugar a no pocos contratiempos y accidentes.




Siempre a vuestra disposición en seguir velando juntos con todos vosotros, nuestros queridos compañeros.


José Garcia Martinez."


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Visita realizada junto a Sara, Alex y Jose. Gracias por una estupenda mañana de URBEX!!

Sí eres aficionado a la fotografía...

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